Capítulo 27: La caída de Kai

Buenas gente, como dije los siguientes episodios serán de "flashback", ya que quiero avanzar en la historia y salir ya de Imegga, ya que si se lee del tirón puede ser algo agradable que se lee rapidito y bien, pero a la hora de dibujarlo o vosotros de seguirlo en caso de que lo sigáis al día, imagino que más de uno querrá salir ya de aquí, ya que llevamos en este planeta un par de años.

Por ese motivo esta parte flashback será escrita, ya que así tardaremos mucho menos en publicarla y podremos pasar a otros planetas, de hecho serán 4 capítulos e iremos subiendo uno cada mes mientras, yo por detrás, voy dibujando los siguientes capítulos (ya llevo la mitad del siguiente dibujado).

Como algunos sabréis ando opositando, por lo que mi tiempo creo que es más limitado que si estuviera trabajando, ya que aunque físicamente sea mucho menos desgaste, psicológicamente es algo que te destroza, y poco te apetece hacer nada más que dejar la mente en blanco cuando paras. Además, si estudias por ejemplo siete horas, no es un tiempo que hagas de seguido, que si trabajas sabes que si entras a las 8 de la mañana sales a las 4 de la tarde, es todo seguido y el resto del día ya es para ti; estudiando no puedes estar esas 7 horas seguidas (básicamente porque el cerebro desconecta), así que te toca hacer pequeños descansos, tiempos muertos en los que no puedes hacer nada y que van sumando tiempo tirado, por ese motivo creo que trabajando podría organizarme mejor el ocio que estudiando, así que hasta que hagamos las oposiciones es imposible que pueda estar muy a tope con cualquiera de las cosas que hago.

Dicho esto, espero que os gusten los capítulos escritos. Una cosa buena es que mientras que con el dibujo no me podíais ayudar mucho a mejorar, ya que es práctica y más práctica, con la escritura sí, así que si veis cosas en las que corregirme (aparte de la ortografía) si por ejemplo utilizo muchas o pocas expresiones, si me regalo mucho o poco, si se hace denso, si es una escritura muy "de lista" en plan pasa "pasa no se qué y luego pasa tal y luego tal"... cualquier comentario que creáis que pueda ayudarme a escribir mejor se agradecerá.

Lo dicho, gracias y empezamos con el capítulo.


Capítulo 27 La caída de Kai

Los tonos anaranjados de las llamas ascendían iluminando el cielo nocturno del planeta Kai; con el viento transportando humo, cenizas y los gritos de sus asustados habitantes, que trataban de escapar de las fuerzas imperiales que habían asaltado su planeta.


El líder de este ejército; un tipo bajo, con dos grandes cuernos en su cabeza, una alargada cola rosa y con su torso cubierto por una armadura; descansaba disfrutando alegremente del espectáculo sobre una especie de asiento volador, similar a una bañera pero de color negro.


-¡Señor Freezer! -el hombre, que había descendido de los cielos, se trataba de un soldado muy atractivo, alto, de piel verde azulada, con un cabello largo y verdoso recogido en una trenza, con una diadema metálica en su frente y unos pendientes en sus orejas de los que colgaban unas pequeñas esferas moradas, que vestía también una armadura similar a la de aquel hombre sentado al que se había referido como Freezer, añadiendo a su coraza una capa que casi le llegaba hasta el suelo de un color azul suave. Nada más aterrizar se había arrodillado ante ese tal Freezer, hablando con un tono calmado y sin mirarlo directamente- Creo que lo hemos encontrado.


-Excelente Zabon -sonrió Freezer -. Tengo ganas de conocer a esa joven promesa.




                                        * * *




Una fuerte explosión reventó en el cielo ante los ojos temerosos de los kaitianos, que pudieron ver cómo el cuerpo sin vida de uno de los soldados invasores aparecía entre la humareda y caía hasta estamparse contra el suelo.


El resto del escuadrón gritó con furia al tiempo que volaban a toda velocidad; cinco soldados entrenados y letales del ejército más temido del universo contra un joven kaitiano suspendido en el aire, preparado para enfrentarlos.


El chico era apenas un crío con algunos de los rasgos característicos de los habitantes de Kai; piel azul con un tono algo verdoso, carente de pelo en cualquier parte de su cuerpo y con grandes orejas cubiertas por atrás con una capucha de aspecto similar a la capucha de una cobra. Además su piel tenía unas manchas negras sobre su pecho, cabeza y hombros y una delgada cola partía de su zona lumbar.


El muchacho contraatacó cuando los rayos de energía brotaron de las manos de los invasores. Con la agilidad de una pantera dribló las ráfagas que provocaron una nueva explosión al chocar donde hacía un segundo estaba él; apareciendo el kaitiano justo enfrente de uno de los soldados, golpeándolo brutalmente en el bajo del estómago, descascarillando su armadura a pedazos y rematándolo con un fuerte golpe descendente con ambas manos entrelazadas sobre el cuello del soldado, matándolo en el acto y lanzándolo contra el suelo.


Los kaitianos celebraban desde abajo la caída de los asaltantes de su planeta. Aun así poca resistencia podían encontrar en el pacífico planeta, un planeta cuyos residentes no portaban armas, una comunidad pequeña de un planeta pequeño que no superaba el millón de habitantes, que vivía tranquilo y compartía los escasos recursos que el árido planeta podía abastecerles, cuya única defensa era El Guardián, aquel elegido nacido y bendecido con el poder para proteger y guiar a su pueblo; en tiempos presentes encarnado en aquel joven que luchaba valientemente contra los soldados del Ejército de Freezer.


Redict, que así se llamaba El Guardián, acabó con otros dos soldados cuando estos se abalanzaron sobre él; esquivando sus golpes mientras colocaba sus manos sobre el pecho de estos, haciendo que emergieran dos potentes ataques de ki que perforaron su cuerpo.


El cuarto también cayó en el momento en que el muchacho, a toda velocidad, apareció a su espalda, lo agarró de la cabeza e hizo crujir su cuello.


El quinto era mucho más duro; un tipo muy grande, musculoso y rápido, que atacaba sin piedad, lanzando golpe tras golpe, obligando al chico a retroceder.


El gigantesco soldado aprovechó un descuido de Redict y lo agarró con fuerza, rodeándolo con unos brazos enormes que le hicieron crujir los huesos.


-¡De aquí no te escapas! -se jactó el soldado triunfante cuando el kaitiano soltó un grito de dolor -Soy uno de los mejores soldados de Lord Freezer, yo so…


Pero su frase se cortó de improviso cuando una espada, aparecida de la nada, atravesó su estómago.


Aprovechando la situación, Redict cabeceó la nariz del soldado, consiguiendo liberarse de su abrazo, arrancarle la espada de la tripas, provocando un gran salpicón de sangre, y con un elegante giro aéreo, rebanó la cabeza de su oponente, eliminando por fin al último de los invasores.


Con sonoros jadeos, El Guardián descendió a tierra, sudoroso tras el combate y con todos sus vecinos esperándolo abajo, exultantes y agradecidos con su protector; pero las celebraciones fueron interrumpidas por una voz melosa y fría que se relamía ante la situación.


-Así que tú eres el famoso guardián de Kai.


Todos callaron temerosos; la diabólica forma del gran Freezer, allí, con el fuego a su espalda, con aquella confianza y calma al hablar, entre los gritos de miedo, del dolor de los heridos, de las fuertes explosiones… resultaba imponente.


El pequeño Redict se abrió paso entre sus congéneres hasta quedar frente a frente del emperador, separados por apenas veinte metros, pero a una distancia incalculable, tanto en su moral como, por desgracia para los kaitianos, también en cuanto a poder.


-¿Quiere que lo reduzca señor? -preguntó Zabon.


-Por favor Zabon -le recriminó Freezer -, aquí todos somos personas civilizadas, no será necesario llegar a tal extremo. Seguro que podemos llegar a un acuerdo.


-¿Personas civilizadas? -vociferó Redict -Atacáis nuestras ciudades, matáis a nuestros hermanos. ¿Y aun así tenéis el valor de llamaros a vosotros mismos civilizados? Este es un planeta tranquilo, sin apenas recursos, así que nada se os ha perdido aquí. Marchaos por vuestro propio pie o me veré obligado a expulsaros.


-Cuidado chico -comenzó Zabon, pero se detuvo al ver que Freezer le hacía un gesto con la mano.


-Me encanta la motivación y la energía que desprendéis los jóvenes. No me extraña que seas el protector de este planeta, su elegido; eres valiente, y fuerte, mis hombres lo han comprobado. Pero tengo miles de soldados más dispersos por el planeta. ¿Vas a poder con todos? ¿Vas a poder conmigo? -durante un instante su tono se volvió tan amenazante que Redict sintió que lo habían apuñalado en el estómago, pudo sentir su sangre helarse justo antes de que Freezer volviera a su voz apaciguada-. Había oído rumores sobre ti; de un muchacho fortísimo que había nacido en este pedrusco alejado de todo. ¿No sería acaso un desperdicio -lamentó Freezer -que se pierda ese talento? ¡Cuando podrías ayudarme a mí! Tu fuerza y tu velocidad son increíbles. ¡Y esa capacidad para crear armas! Vi cómo transformabas una pequeña pieza metálica en una espada. Es una habilidad increíble.


-El Guardián nunca servirá a un tipo como tú -uno de los kaitianos había dado unos pasos al frente y recriminaba al demonio del frío -. Marchaos de nues


Se produjo un sonoro estruendo cuando el hombre explotó, salpicando sangre y vísceras por todas partes.


-Lo siento, creo que no estaba hablando con usted.


Redict miró horrorizado cómo los restos de aquel hombre se desplomaban y esparcían por la tierra; algunos de los kaitianos cayeron de culo al suelo a causa de la sorpresa y se escuchó la risotada de Freezer de fondo, resonando entre el alboroto y el crepitar de las llamas.


Un hormigueo causado por la ira recorrió el cuerpo de Redict, que se lanzó, espada en mano, directo a por Freezer, pero, a mitad de camino, sintió como una fuerza invisible inmovilizaba su cuerpo. Todos sus músculos se tensaron, aprisionándolo y haciéndole caer de rodillas.


Asustado, trató de zafarse de aquella fuerza misteriosa que lo retenía; ni siquiera cuando escuchó los gritos de horror a su espalda pudo librarse, ni siquiera mover el cuello para ver lo que ocurría. El poder con el que el demonio del frío lo retenía era infinitamente superior al suyo.


-¡No me puedo mover!


-¡Por favor no nos haga daño!


-¡Redict ayúdanos!


Delante de él, Freezer sonreía con su brazo en alto y su mano medio abierta apuntando en su dirección..


-No me gusta recibir una negativa por respuesta, pero me considero un hombre piadoso. Dejaré vivir a los miembros de tu raza que aún no hemos matado, que no son muchos por cierto, y pasarán a servirme a mí y a mis clientes. Y tú, tú pasarás a formar parte de mi ejército. Si cumples podréis vivir.


-¡Antes muerto! -gritó Redict -¡Suéltame ahora mismo!


-Encima que he venido hasta este vertedero por ti -lamentó Freezer -. Pero estoy seguro de que puedo hacerte cambiar de opinión.


Freezer movió el dedo índice de su mano levantada y lo apuntó hacia arriba; y El Guardián escuchó un rápido silbido, de algo que ascendía veloz en el aire, acompañado de varios gritos, para luego escuchar una explosión muy parecida a la que había oído cuando Freezer había matado al otro kaitiano, seguida de un salpicón y pequeños impactos de restos que caían al suelo desde las alturas.


Volvió a mover su dedo y nuevamente aquel sonido, la explosión y la salpicadura, pero esta vez la sangre cayó sobre él y un pequeño riñón aterrizó a su lado.


-¡Vaya, ese ha caído cerca! -rió Freezer, mientras repetía su acción y volvían a oírse explosiones en el aire cada vez con más frecuencia -. Puedes detener esto cuando quieras, pero si no lo haces seguiré buscando, rebañando entre las piedras cualquier resto de miserable vida kaitiana que pueda quedar en este cochambroso planeta y lo haré estallar en tus narices hasta que decidas servirme.


Las explosiones se iban encadenando, con Redict arrodillado en el suelo, inmóvil, escuchando los gritos y súplicas de su pueblo, incapaz de hacer nada por ellos, tratando en vano de liberarse, pero solo pudiendo escuchar la explosiones, sin siquiera mirarlas, solo escuchando las voces aterrorizadas de los kaitianos, salpicado por su sangre mientras Freezer los reventaba en el cielo, escuchando los ruidos de sus restos rebotar contra el suelo.


-¡Para! ¡Lo haré! ¡Lo haré!


No hay comentarios:

Publicar un comentario